"Dios mío, ¿qué pasó?"
o Diana Spencer, princesa de Gales.
"Tengo un terrible dolor de cabeza."
o Franklin Delano Roosevelt, que murió de una hemorragia cerebral.
"Hoy es cuatro, ¿no?"
o Thomas Jefferson, el 4 de julio de 1826, poco antes de expirar.
"Abran la segunda persiana para que entre más luz."
o Wolfgang von Goethe. Sus biógrafos lo cambiaron por "¡Más luz!"
"Vete... estoy bien."
o H. G. Wells.
"No me encuentro bien."
o Jose María Escrivá de Balaguer
"Este estudio de los políticos norteamericanos es muy auténtico a la hora de las caracterizaciones. ¿Qué otra cosa escribió la señorita que lo firma?"
o Oscar Wilde, comentando una novela que acababa de leer.
"Me he bebido dieciocho whiskies. Eso es un record. Eso es todo lo que yo he conseguido en 39 años."
o Dylan Thomas. Antes de caer en un coma alcohólico.
"¡Hay que meter la cortina de la ducha por dentro!"
o Richard Hilton, dueño de la cadena de hoteles Hilton, a uno de sus trabajadores.
"Critón, le debo un gallo a Asclepio. No te olvides de pagárselo."
o Sócrates. Dirigiéndose a sus discípulos tras su letal trago de cicuta, al que había sido condenado por impío y corruptor de la juventud.
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